La arcilla es un elemento natural que posee minerales y oligoelementos específicos que penetran en la dermis nutriendo y enriqueciendo la piel. Lo más importante es que los tratamientos a base de fangos no provocan efectos secundarios ni tienen contraindicaciones.
Antiguamente, los médicos egipcios utilizaban el fango para tratar inflamaciones, úlceras y deformaciones reumáticas. Debido a su propiedad antiséptica era muy usado por los embalsamadores.
Hipócrates, médico griego, recurría a él para aliviar dolores abdominales y reducir la inflamación que causaba el reuma y la artrosis. Relatos bíblicos cuentan que incluso Jesús lo empleaba en sus curaciones. También Mahatma Gandhi hacía habitualmente sanaciones con fango.
El barro tiene muchas propiedades; entre ellas es calmante, antiinflamatorio, refrescante, absorbente (el fango atrae las toxinas acumuladas bajo la piel), descongestivo, purificante (elimina abscesos y forúnculos, limpiando los poros), antiséptico (inhibe el desarrollo de elementos patógenos) y cicatrizante (ejerce una acción de regeneración celular que cura llagas, heridas y úlceras).
También actúa eficazmente en problemas superficiales como golpes y picaduras, y aplicado localmente mejora los trastornos de los órganos internos, los desarreglos digestivos y la acidez.
El fango contiene minerales, tales como azufre coloidal, hierro, sulfatos, calcio, sodio, potasio, magnesio, bicarbonatos, carbonatos y cloruros. Posee además oligoelementos: manganeso, zinc, cobre, cobalto, níquel, plata y microelementos geológicos como cuarzo, feldespato, minerales opacos, sericita, mica y fósiles silicios.
Los barros que se aplican pueden ser fango termal de Pismanta; lodo marino (riquísimo en algas) o de las termas del Salado (posee gran cantidad se azufre, lo que lo hace ideal para personas con pieles grasas, acné, prurito, excemas u otros problemas cutáneos).
La forma de acción de estos fangos es mediante la liberación y la captación; es decir que una vez que se secan forman una costra que hace que el lodo extraiga de la piel las toxinas y a cambio les aporte oligoelementos. Las aplicaciones de estos nutrientes pueden ser:
En frío: Se mezcla la arcilla con agua fría hasta lograr una pasta y se aplica sobre la zona a tratar; se cubre con un trapo y se retira con agua cuando se ha secado.
En caliente: Se mezcla la tierra con agua caliente y se coloca sobre el cuerpo; se cubre con un trapo de algodón y además con un trapo de lana para mantener el calor por más tiempo. Las aplicaciones en caliente no son aconsejables para quienes tienen problemas de alergias o excemas en el cuerpo.
En baños: Se llena una bañera con agua tibia y se le añaden hierbas tratantes y una buena cantidad de arcilla previamente disuelta en agua. Se realiza un baño de inmersión durante veinte minutos.
http://www.diariodecuyo.com.ar
viernes, 23 de enero de 2009
Fangoterapia
Etiquetas:
Terapias alternativas